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Mostrando entradas de septiembre, 2011

The Alarm Clock (El Despertador)

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Acaricio tus labios con mis dedos, dibujándolos sin prisa, con el reloj de arena quieto, parado, pausado. Sin que el flujo continuo de las olas marquen el compás. Dibujo tu boca con calma, muriéndome por dentro, notando tu aroma a frutas y albaricoque, a lavanda y vainilla. Cierro los ojos y sigo la línea de tus labios. Continúo por sus curvas, por sus pendientes, por su vida. Cierro los ojos y continúo acariciándola, siguiendo el rastro de tus labios marcados a fuego en mi piel, en mi memoria, en mi pecho. Nos acercamos. Nos seguimos acercando hasta que nuestras narices se rozan, nuestra mirada se nubla. Comienza la batalla. Luchan las bocas tibias, a suaves dentelladas, con aroma añejo. Con un dolor dulce, el absorber nuestro aliento, el sabor a la fruta madura y de nuevo lo mismo. Tiemblas. Agachas la cabeza. El mundo se te cae encima. Oscuridad.  De pronto abres los ojos. Nos miramos. Vive el silencio con el latir de nuestros corazones. Late. Se para. Late. Se para  ¿No lo oyes? Es

Despedida a Medianoche

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Atardecer en el espigón de Vilaxoán (Vilagarcía de Arousa) ¿Qué quiero? ¿Por qué una cuestión tan simple de sólo dos palabras es tan imposible de responder? Deseo cosas que no pueden ser. Me gustaría ser de nuevo un niño, a salvo y a resguardo; sin embargo también desearía algo más peligroso: un beso. Soy un torbellino de pasiones, dudas y necesidades. Parece como si siempre hubiera vivido en un estado de constante deseo y nunca en uno de plena satisfacción. Está claro que por mucho que lo intente, solo dejaré de quererte cuando no sueñe más contigo… Acepto la decisión… Hasta que comprendamos por fin que es mejor saber que preguntarse, que despertar es mejor que dormir, y que fracasar y cometer un error enorme, es mucho mejor que no haberlo intentado. No lloraré porque te vayas, sonreiré porque a partir de ahora vivirás por siempre en mi recuerdo…  Hoy ha llegado finalmente el ocaso del mundo.  Señora Condesa, la recordaré siempre con su amarillo piolín mientras el viento salado le

Escritura Abstracta.

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Y chasquean las luces. Se ven como las linternas de imitación bombilla son cómplices de la lujuria y ¿Por qué no? De un extraño y peculiar sentimiento. Una mezcla entre traición y malversación, (ahora puedo entender cómo se sienten los veintiséis millones que desaparecieron del ministerio de defensa), como un tres más uno donde el uno es un sujetavasos, un sacafotos, un puto y perfecto miserable que quiere pero no puede cambiar lo que es. Strong, eso es lo que pone un papel unos metros más atrás, un papel mojado que será tarde o temprano recogido por algún basurero, para algo cobran. Un trozo de árbol destrozado por algún desaprensivo sin escrúpulos falto de efectivo. El tiempo da cuenta y es testigo de cómo corazón y pensamiento no son más que los nombres que recibe la máscara del diablo. Ahora que caiga el telón, un telón pintado con la luz de una campana. De un mechero rojo con medio gas y mucha llama. Una llama que exhalará su último aliento para morir triste y solitaria en algun

El Pasado en Presente

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        Una lágrima cristalina. Fina. Sincera y orgullosa. Transparente y a la par traslúcida. Cargada de recuerdos. Una lágrima con memoria, con sentimiento y con cariño. Una lágrima con historia. Una lágrima que se derramó cuando se conocieron los designios de un camino que ya no sería paralelo al tuyo, y que lentamente, poco a poco, se iría alejando hasta perderse en el hueco mundo que hay entre el cielo y el mar, en un atardecer olvidado, dando paso a una luna que dormía nuestros ojos mientras nos mirábamos a setecientos quilómetros de distancia. Mientras las gotas de lluvia y los truenos resonaban en mi cuarto, mientras una voz me susurraba al oído, el tiempo marcó su inescrutable sentencia. Ya lo decía mi horóscopo, hoy, se encontrarán tu presente y tu pasado.

Sonrisa

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Por fin ese muro ha caído. Libre. En el aire flotando como si fuera una nube. Sintiéndome como hace mucho tiempo que no me siento. Demasiado tiempo. Esa sensación que tienes de coger aire, de hinchar el pecho hasta notarlo a punto de reventar, a punto de colapsarse por la felicidad, porque en tu interior ya no tienes una carga, una carga que desde hace mucho tiempo deseas sacarte de encima. Bendito Alcohol. El mirar por la ventana sin miedo y decir "he dado un paso", poder decir por fin que he dado ese paso. Creo que las personas estamos unidas por una serie de largos, invisibles y duros lazos. Que aunque la distancia sea grande, aunque no puedas hablar con esas personas algo en tu interior te dice que si tiras del lazo, ellos vendrán a tu lado. Sí... No hay mejor sensación que la del abrazo de un buen amigo, y el de un camino nuevo que se abre ante ti. Felicidad, espérame... ¡ Que allá voy ! =)

El Retorno del Rey

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A veces hay cosas que hacemos que nos persiguen allí a donde vamos. Cosas que nunca podemos dejar atrás, y a las que les tenemos que plantar cara. A las que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos y decir que no les tenemos miedo. Las Puertas del Infierno Por suerte o por desgracia, en el pasado he realizado acciones de digamos... dudosa legalidad, y he usado métodos poco ortodoxos y no propios de una persona civilizada, no obstante, no me arrepiento de hacerlo porque lo que hice lo hice siguiendo mi corazón, y para evitar el daño en el corazón de mis amigos. Ahora, tiempo después y tras recorrer diferentes senderos, el destino me vuelve a llevar a ese lugar al que había jurado no volver entrar. A ese lugar el cual maldije hasta la completa saciedad pues fue donde ocurrieron las peores atrocidades que puedo recordar... Juré que no volvería a pisarte. Pero hoy voy a romper mi juramento. Romperé mi juramento porque es lo único que me ata al pasado y lo único a lo que le

Camino a la Gloria

C ontinuas buscando fuerzas donde no te quedan. Caminas por un camino oscuro, siniestro, lleno de zarzas y envidias que te rasgan la ropa como a la pobre Blancanieves mientras escapaba y se perdía en el bosque de los siete enanitos. Miras al cielo pero no tienes ninguna estrella polar que te guíe. Miras al suelo, y no tienes ningún mendrugo de pan como los pobres de Hansel y Gretel que te permita dar vuelta, pero tampoco te hace falta porque reniegas de dar vuelta. Reniegas de caminar sobre tus pasos. E l viento te empuja hacia atrás pero tu continúas perseverando y tirando hacia delante, con un libro de tapa de cuero bajo tu brazo, con ese objeto que esconde de forma secreta todos y cada uno de los sentimientos que has podido sentir a lo largo de esta vida, cada uno de esos sentimientos que han movido tu pluma a la hora de escribirlo. A hora, de la nada, aparece una pequeña luciérnaga. Un pequeño bichito que comienza a revolotear sobre tu cabeza y tomas la decisión de seguirl