Canta, ¿Quien te lo prohibe?


La electricidad surcaba todos los puntos de su cuerpo. No sabía porque pero sabía que ese día sería completamente diferente a los demás. 

Se levantó con energía en los dedos, se sentó en su escritorio de madera de pino, abrió la tapa del ordenador y comenzó a escribir y a escribir. Las ideas se agolpaban en su cabeza mientras escucha The Offspring a todo volumen y los cristales vibraban delante suya. Era fantástico. Notaba nervio puro y duro en su interior. No sabía por que era y sonreía por ello, por ser feliz sin conocer el motivo. Simplemente destacando por sonreir. 

Se cansó de caminar entre mentiras. Quizás era eso lo que le dio el chute de adrenalina necesario y que tanto necesitaba. Se negaba a pasar un fin de semana en la cama. Obsolutamente. Tenía vida en su interior y no era un simplón que pasaría sus penas en la cama. Él no era así. Le gustaban más los retos, como levantarse tras haber dormido solo 6 horas y hacer todos los trabajos que le llevarían una semana en tan solo media mañana. Estaba hasta los cojones de llorar.

Se propuso un nuevo reto. Una nueva meta. Iba a ser feliz, y ni nadie ni nada iban a parar la tempestad desbocada que se liberaba en el fondo de su corazón. Era un huracán, una calma carga de electricidad sin aparente control que solo quería correr más que nadie y llegar más lejos que nadie. Solo quería vivir como nunca antes había vivido. Recordó lo que le había dicho un profesor una helada mañana en la facultad delante de toda la clase. No sabe porque cuando se despertó, recordó esta frase, pero eso le recargó las pilas mejor que un RedBull o que un Monster. Ha llegado la maldita hora esperada. ¡Vamos a comernos el puto mundo!



You're gonna go far, kid ;)





Lo que le había dicho aquel hombre, era: "Un ingeniero vive de la imaginación, y tú, llegarás lejos"

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