Luna Llena
Somos como la Luna. Todos tenemos un lado oculto que nos cuesta más o menos mostrar al mundo. Tabúes, sueños rotos, desesperanzas, desilusiones, fracasos. Una larga serie de palabras que simboliza lo mismo, que quieren significar lo mismo. Miedo. Miedo a la nuevo y a lo extraño, pero como me dijeron ayer a la noche, si no le plantas cara a lo nuevo, estarás huyendo el resto de tu vida.
En más de una ocasión necesitamos ese empujón. Una ostia por la espalda que te impulse hacia delante para hacer aquello por lo que el corazón grita, llama, ruega y suplica. Aquello que te dice que aunque arriesgues y pierdas, ha valido la pena porque lo has hecho. Has seguido tu impulso y dado un paso. Como me dicen algunos profesores de la universidad, “con los errores se crece”. Si miro hacia mi pasado. Hacia atrás. Veo la oscuridad del firmamento que tapa al cuerpo irradiado por el Sol. Pero ahora, gracias a las andanzas de esta vida, a los palos y desilusiones, puedo decir que me encuentro a escasos pasos de convertirme en lo que de verdad deseo ser. En aquello por lo que de verdad merece la pena luchar y ser feliz. A escasos pasos, de poder mirar la Luna Llena. Aunque para que negarlo, al fin y al cabo, la Luna, siempre tendrá su cara oculta. Quizás sea eso lo que la hace tan sexy.