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Mostrando entradas de marzo, 2012

La Sonata de la Primavera

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Estaba arrodillado delante un árbol pequeño que no se elevaba más de medio metro del suelo. Comenzaba la primera primavera, y con ella la esperanza depositada en ese pequeño. No era un árbol corriente. Era un árbol que había recorrido dos mundos al mismo tiempo y que había logrado nacer estando muerto. Un árbol que nació regado con la esperanza a la sombra del viento y con kilómetros de por medio. El joven metió las manos dentro de la tierra. Notó como la humedad y el calor recorrían todos los poros de las manos y las raíces de la hierba que se metían entre los dedos. El cielo se encapotó completamente. Las gotas de lluvia comenzaron a regar todos los rincones de la tierra, y el agua comenzó a mojarle el pelo. Empezó el primer y dulce concierto de la naturaleza. Los acordes del viento se mezclaron con la tierra y el agua, y el calor de vida surgió de la comunión entre agua, aire, tierra y fuego. Comenzó la dulce serenata en el mundo de los sueños y de la tierra encantada a los pies

La Filosofía del Toxo

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Son las tres de la mañana, y desde hace algún tiempo, me gusta escribir a esta hora. No sé por qué, tampoco nunca me he parado a pensarlo, pero supongo que es cuando estoy relajado y a punto de dormirme. Hoy me fui con una gran persona a la cual le tengo mucho cariño y aprecio a coger flores de Toxo, (que para aquellas personas que siguen el blog y no son gallegas o no lo saben, es  esto:  Wikipedia ) las flores son para hacer licor, que como se sabe, los gallegos tenemos una gran fama de "alquimistas", y durante este día de hoy, he tenido una profunda reflexión... Mientras bajaba por el monte y me clavaba en las piernas y en las manos las espinas, con el mar de la ría de Ares rompiendo contra los acantilados y el sonido de la tranquilidad destrozándome los tímpanos, observé que esta peculiar tarea es como todos los ríos que van dar al mar. Hacer el Licor de Toxo es como el camino de la vida. Solo aquellos que aguanten el dolor de recolectar la flor clavándose sus espinas,

Ganas de ser Feliz

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Un día te despiertas en tu cama y ves el galeón de madera que hizo tu abuelo con sus propias manos y que años después, tras romperse y destartalarse por completo, restauraste en una tarde de verano mientras el sol se ponía entre los árboles. Te quedas un rato tirado en la cama observándolo con nostalgia y sin saber por qué, sonríes. Te acuerdas de un día en el que él iba en su vespino y tú a su lado en bicicleta a coger ramas de toxo en flor para ponerles a los canarios, y te acuerdas, sin motivo alguno, sin venir a cuento, del “cativo de merda” que eras y en lo que estás logrando ser poco a poco. Pasito a pasito. Tal y como él te decía. Te levantas y levantas la persiana. Miras al otro lado de la ventana como el Sol entra a raudales e ilumina tu habitación, y misteriosamente, de nuevo, una frase resuena en tu cabeza. Una frase que te ha acompañado desde ese día. Sonríes, te pones los vaqueros, la camisa, te calzas los tenis, sales por la puerta del cuarto con la carpeta y los apunt

Ruinas

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Llega ya el amanecer de una vez . Destruye las sombras y elimina los sueños para no soñar nunca más. Vuelvo a ponerme los grilletes en los tobillos para levantarme otro día como un esclavo del mundo. Se va el verdadero Sol. Esa luz que quema mi corazón, se traga la oscuridad y mata por esperar. Vuelvo a las ruinas de la ciudad destruida que antaño fue la más grande de toda una civilización. Una tierra que destruí con mis propias manos para dejarte libre mientras el tormento de la noche avanzaba sobre mí ser. Sería mágico y sobrenatural el caminar hacia atrás y decir que no te vayas, que eres lo único que me deja sin aliento, que quiero quedarme a tu lado hasta que la Luna sea más grande que el Sol. Pero ya es tarde. Y es entonces cuando me refugio entre los cascotes del que fue nuestro palacio de verano, y todo lo que siento, me sienta bien.  Creo que me estoy volviendo loco, pero al fin y al cabo, no lloraré esta noche. Tenlo por seguro.

Ha llegado la hora

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Ahora te siento más cerca que nunca. Ahora mismo sí que se que eres real y que existes. Ahora sé que tantas horas, tanto esfuerzo y tantos dolores de cabeza darán sus frutos. Reabriré el baúl de los recuerdos para buscarte de nuevo y sacarte a flote. Aquello que he creado con 15 años tiene que ver la luz de una vez por todas. Se lo merece. Han sido años de lucha, de desgaste de teclas y de horas de cansancio acumuladas, pero ahora por fin has vuelto de la batalla. Has vuelto izando el estandarte de la victoria en una de las batallas más importantes que has podido librar. Has vuelto. Y ahora me toca a mí rematar la guerra. Ahora se encuentra en mi mano. En la palma. Lo estoy tocando y sé que no se esfumará. Sé que es terreno sólido, duro, real. No hay ni ilusiones ni falsas esperanzas. Ha llegado la hora de desenfundar la espada de un intento de escritor con la mayor gallardía y honorabilidad posible. Ha llegado el momento que llevo esperando años. Ha llegado. Es la hora

El último paseo del día

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De un día para otro, nos damos cuenta de que vivimos cantidad de momentos irrepetibles y que nunca más volverán a suceder. Que no volverán a repetirse. Pero escoges uno de ellos y en ese instante, los rostros que nos aman no nos conocen, no nos entienden y no nos observan. Que es dios sino la chispa que da la vida. Una chispa de poder incomparable. Maravilla y misterio a donde mi camino quiera que me lleve. El aroma del césped recién cortado, la tierra mojada o la sal que flota en el aire del puerto. Es como el difícil momento de encender la vela en medio de una ventisca, y en vez de continuar intentándolo, maldecimos a la oscuridad en su lugar. Despierta pequeño. Hazlo de una vez. Entra en la tierra de la aventura y adéntrate en el carnaval de la vida. Comienza la historia que deseas comenzar con el “Erase una vez…” Atrévete a enfrentarte a la belleza de ese paso tan increíble. Pero hoy no. Y así llega el último paseo del día. Con la magia impulsando los talones y el viento a la es

Y sigo cantando con la luz apagada

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La miré consumirse como quien mira un eclipse de Sol. Mis ojos interrogantes intentaban buscar una razón, un motivo que me impulsará para hacer aquello que hice. Que encendiera la cerilla y la gasolina para quemar el pasado. Dicen que el fuego lo borra todo… Abrí la caja de latón que guardo debajo de la cama, y con sumo cuidado, saqué el pañuelo que había envuelto con duda, pesares y alguna que otra lágrima. Y entonces, el fósforo y la luz blanca dieron paso al fuego. M e quedé sentado mirando como los recuerdos, las llamadas, las fotos y las luces de Navidad giraban en mi cabeza buscando la salvación de las llamas. Pero cerré los ojos mientras el fuego avivado por el alto octanaje del combustible consumía una parte de mi… Minutos más tarde me hice la pregunta… ¿Olvidar o Recordar? Qué difícil es engañarse a uno mismo… No hay mayor batalla perdida, que aquella que no se ha peleado.

La Caída de la Muerte

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Todo comenzó en el mundo de la noche, en una oscuridad eterna y con la luz bajo llave, encerrada en las entrañas del universo inacabado. Los deseos de lucha y el eco de un grito inexistente eran su prisión. Los restos de un ángel caído en batalla, las lágrimas de los héroes derrotados, la horda de lobos aullando la victoria de la noche. Entonces, sonó el agua. La oscuridad vibraba mientras la noche se estremecía. Los barrotes de sangre aleada con plumas blancas ardían sin luz ante el sonido más puro de la naturaleza. Solo se veía a la muerte por la ventana de la calle del Olvido, nada más. Paseaba con su guadaña afilada en busca de nuevas víctimas, ya que el mundo para ella nunca fue suficiente. Jamás lo había sido. Y allí se encontraron. Frente a frente. Estaba de pie. Con la esperanza grabada a fuego en sus ojos, con las ganas de enfrentarse al mundo aún a sabiendas que podía ser una batalla perdida, que era una batalla perdida pero que tenía que hacerlo. Él solo contra la oscur