Antes Arruinado que Arrodillado
Hace unos días estuve hablando con una persona que me decía
que se encontraba fatal de ánimos por qué no se aceptaba. Físicamente no se
gustaba en absoluto y eso era algo que marcaba a fuego en su autoestima,
sobretodo porque mucha gente se reía en su cara. Después de hablar durante más
o menos una hora y algo con esta persona, he llegado a la siguiente reflexión.
Me acepto tal y como soy, tal y como la vida me ha hecho y me ha forjado. Con hostias, muchos palos, y alguna que otra caricia. Pero jamás me he rendido ni he dejado que alguien me pisara, he preferido que me partieran la cara a tener que arrodillarme por algo que jamás hice. No me rendí y seguí mirando al frente caminando sobre cristales. Y aquí estoy ahora orgulloso de lo que he conseguido. En general, que aquellos que se reían de mí no son más que muescas en la culata que no han conseguido frenarme. El tiempo pone a todo el mundo en su lugar. Avanza lento, sí, pero es inexorable.
Que la gente es muy hija de puta es algo que no nos extraña
a ninguno, y que disfruta haciendo sufrir, es algo innegable.
Cuando tenía unos quince años era mofletudo, tenía dos
paletas de obrero por dientes vigiladas y contenidas por el alambre de hierro
que era mi corrector, tenía (y tengo)
una nariz que abarcaba la inmensidad del mundo y mi voz fina parecía más la de
una niña de 5 años saltando a la cuerda que la de un chico adolescente. (Menos
mal que me he encargado de eliminar todas las fotos posibles de esa etapa… Creo XD)
Pero un día, no me preguntéis cual, me levanté de la cama
dispuesto a cambiar y a comerme el mundo. Me teñí el pelo y más tarde me lo
corté de nuevo, me agujereé la oreja, me puse un tatuaje, y comencé a amar mis
defectos como si fueran las cosas más hermosas del mundo.
Me acepto tal y como soy, tal y como la vida me ha hecho y me ha forjado. Con hostias, muchos palos, y alguna que otra caricia. Pero jamás me he rendido ni he dejado que alguien me pisara, he preferido que me partieran la cara a tener que arrodillarme por algo que jamás hice. No me rendí y seguí mirando al frente caminando sobre cristales. Y aquí estoy ahora orgulloso de lo que he conseguido. En general, que aquellos que se reían de mí no son más que muescas en la culata que no han conseguido frenarme. El tiempo pone a todo el mundo en su lugar. Avanza lento, sí, pero es inexorable.
A esta persona le digo lo mismo. Deja de mirar fotos tuyas de
cuanto Zapatero había ganado por segunda vez elecciones y decía que iba a por
el pleno empleo, deja de amargarte con el pasado y pasa a la acción. Acéptate porque eres como eres, y eso es algo
que nunca podrás cambiar, ámate como si en ello te fuera la vida y el vivir, respétate
a ti como jamás has respetado a nadie, y no permitas que la gente te obligue a
ser como ellos quieren que seas, porque entonces, no vas a vivir aquella vida
para la que has nacido.
Rápate la cabeza o tíñete el pelo, tatúate un “Amor de Madre”
en el brazo o unas estrellas en la espalda, deja de usar maquillajes o ponerte cremas. Apúntate a un gimnasio y empieza a hinchar los brazos si no estás contento con tu cuerpo. No importa si tu eres un tío o una tía, lo que importa es que eres una persona que tiene que luchar
por vivir su vida, y no la que quieran los demás.
Conviértete en una persona que quiere vivir de una vez por
todas, porque antes de querer a alguien, tienes que aprender a quererte a ti
mismo. No se puede dar lo que uno no tiene, ¡Recuérdalo!