Luz, Sangre y Fuego


Luz Eterna. Sangre fría. Fuego perpetuo. Nace el calor en la arena mojada por los mares helados y la madera arde junto con los deseos de una noche de verano, siendo el precedente de la tempestad que se avecina, de la muerte y la destrucción que espera con la salida del sol.

Calor. Fuego. Aire y salitre. El horizonte sin luz reina y gobierna los corazones mientras en la orilla se alzan las montañas de fuego fatuo y ceniza. El aire arrastra ese aroma de batalla y de lucha, arrastra ese aroma que no huele igual en todos los lugares y que se cierne sobre la oscuridad dando alas a las huestes de la Luz, arrojando cascotes sobre las alas de la muerte.

Ese olor… Ese aroma… Esa esencia que entierra a la oscuridad y a la muerte bajo una lápida de aire, el mismo que invade mis pulmones y gobierna mi vida desde mi primer gemido y latido, ese aroma que se alza desde el frío norte hasta las cálidas tierras del sur, el aroma de las batallas, de la guerra, de la libertad y de la victoria.

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