Misericordia, Pena y Compasión
Tienes
los oídos taponados, notas la presión en las fosas nasales, y no puedes
respirar por el lado derecho de la nariz. Tienes la cabeza abombada y solo
piensas en parar, en darle la razón a aquellos que intentaron hacer trizas tus
sueños con sus críticas cargadas de ponzoña. Pero entonces…
Escuchas
esa voz. La oyes, la sientes, y desaparece la presión en los oídos. Sacudes la
cabeza. Notas como la presión desaparece, como se abre tu pecho al aire puro,
como el brillo del sol refulge en tu mirada quemando las palabras envenenadas y
la podredumbre de los malos sentimientos.
Te
encaras y los miras sin miedo, a ellos, los otros, aquellos que visten de negro
por que la pena les nubla la mirada, y solo puedes decirles que conquistar el perdón es el comienzo de la riqueza,
pero es que hay perdones imposibles de dar, más que nada, porque aquellos que
tienen concederlos, han sucumbido al paso del tiempo.
Supongo que no nos damos cuenta de nuestros errores hasta que es demasiado tarde,y es por ello, que siento compasión por aquellos que tienen la conciencia
tan impúdica que ni destrozando los actos de amor de terceros pueden aliviar
su propia culpa… Qué pena me dan… Aunque al fin y al cabo, se lo han buscado.
Tempus Fugit