Rey de reyes
Jamás
piensas que puede llegar ese día en que un sueño se cumpla. Nunca lo piensas,
ni por asomo. No sabes cuál puede ser la sensación que vayas a experimentar, ni
tampoco conoces como puede ser la reacción en ese momento.
Hace
doce lunas que te fuiste a la guerra
bajo un estandarte. Volviste a los pocos meses derrotado, con la cara llena de
cortes y muriéndote sobre una camilla improvisada, pero con el tiempo y con el
mimo, repusiste las fuerzas y tomaste la decisión de saltar al campo de batalla
de nuevo.
Algo
me decía que esta vez, si no volvías con la victoria brillando bajo tu
estandarte, no volverías nunca.
Y lo
hiciste, contra todo pronóstico peleaste hasta que la última gota de sangre fue
derramada, y la última fracción de sudor fue secada. Sonreíste cuando viste el
amanecer después de la larga noche y de los gritos que la asolaban. Abriste los
ojos para vivir un día más.
Ahora
sí que sí, por fin, después de tantos meses de lucha, de tantas horas pegado a
una pantalla y a un teclado, de tantas noches en vela viviendo en otros mundos,
se que volverás. Me tarda tenerte de nuevo entre mis brazos, esta vez
completamente vestido como un rey, con corona de oro y capa de diamantes, pero
sabiendo que bajo ese mantón y esa corona, todavía se encuentra encerrada y
protegida la infancia de un chaval de 17 años.
Sabes
que un sueño se muere, por que se hace real.