Estrellas Fugaces


Las estrellas fugaces cayeron desde todos los rincones del universo. La tierra se iluminó en plena madrugada mientras la oscuridad se escondía en las esquinas y en los armarios, mientras el cielo se rajaba de norte a sur y de oeste a este, mientras los ojos incrédulos del mundo se cegaban de luz.

Los ojos ciegos y brillantes que me pedían que no le hicieran daño, que se me clavaron hasta la médula espinal y que hendieron el frío de la noche y el calor de la mañana, el aroma de tu cuerpo entre las sábanas lejos de cualquier parte del mundo, el sonido quebrado de un te quiero por el helado viento del norte. 

Hay cosas que nunca se pueden explicar, que no se han creado palabras que puedan descifrar los sentimientos que se agolpan en la madrugada, sin horas de sueño y con alcohol recorriéndote las venas, con el cansancio dominando el cuerpo, y con los ojos llorosos por el esfuerzo de mantenerlos abiertos tras el esfuerzo de descifrar las sombras de tu cara.

Esta noche hubo una lluvia de estrellas, de estrellas fugaces que cayeron de todos los rincones del universo.


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