Hora de Cazar
Volvió de nuevo a ese
santuario bendito por la lluvia y el llanto. Volvió a él buscando sosegar su espíritu
inquieto, buscando una luz que lo guiara
en la terrible y oscura noche que se avecinaba. Desde ahora nada será sencillo,
desde ahora, todo será más cuesta arriba.
Se arrodilló recordando las
miles de lágrimas derramadas sobre el frío mármol, se arrodilló notando como el
frío de la noche se posaba sobre su hombro y lo invitaba a levantarse, a mirar
al frente de nuevo y a olvidarse del futuro. Hoy por hoy, y por siempre jamás,
solo importará el presente.
Ya no hay lágrimas que verter
en aquel templo a cielo abierto, ya no hay tristeza en ninguno de los dos
corazones que laten, ya no la hay. Ahora lo único que existe es el inconmensurable
poder del fuego, de las llamas abrasadoras, del fragor de la batalla que está a
punto de comenzar.
Sus ruegos fueron escuchados
por las estrellas, y desde hoy hasta el final, solamente hay fuego líquido en
su pecho, solo hay ganas de acabar con esto de una vez por todas.
Ha llegado la hora de llegar
hasta el final. Caiga quien caiga. Pese a quien le pese. A por ellos, y perdón
por si cae alguien en el camino, pero es hora de que la verdad vea por fin la
luz de una vez por todas.
Ha llegado la hora de salir a cazar.