Le llamaban la Diosa Interior

Todos tenemos en nuestro interior una luz que nos guía cuando la oscuridad de la noche nos amenaza en soledad, cuando no tenemos a nadie a quien poder recurrir y la gente que camina a nuestro lado ni si quiera se da cuenta de que tú estás ahí.

Caminas bajo la lluvia por el centro de la ciudad y notas ese impulso, notas ese pequeño empujón interno que te dice “levántate y sonríe, que hoy vas a triunfar”, y entonces te resignas a que no puedes cambiar las cosas, y que cuanto más te hundes no tienes que gastar tus fuerzas en subir a la superficie, si no en aprender a aguantar la respiración y caminar por el fondo.

Hoy de nuevo esta chispa de vida me ha dado un empujón, me ha explotado en el pecho quizás cuando creía que estaba tomando el camino que no tendría que tomar, y que no valía para proseguir por él. Hoy mi luz, mi heroína, mi musa, mi diosa interior, se ha depilado las piernas, se ha maquillado, se ha puesto el vestido de gala, y ha salido a romper con todo lo que se ponga por delante; hoy, se ha subido al repetidor de señal de Montefaro, y se ha marcado una Macarena. 




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