Nueva Deidad
He
perdido definitivamente el norte y he dejado de creer. He dejado de creer en la
vida que pueda haber más allá de las nubes, más allá de los cielos y más allá
del placer. He dejado que los rayos del sol sean únicamente mi Dios y mi camino, mi irrefutable camino a
seguir.
Ya no
hay ni Dios ni destino, ya no hay tiempos predestinados ni nada que no se pueda
cambiar, todo está en el aire, flotando en el inmenso atardecer de la vida bajo
las estrellas y el mar. Por fin he aprendido que el pasado no se puede cambiar.
Se han muerto los dioses y las creencias, han caído las religiones y los
monumentos con la fuerza del latir del corazón.
Me
duelen los parpados de la luz, de esa luz tan brillante que deslumbra sobre el
reflejo del cristal templado, esa luz que estalla en cien mil pedazos y que
recorre de sol a sol todo el mundo conocido.
Se hizo la luz, y si el Universo
se convierte en tu enemigo, yo te protegeré.