Vuelapluma
Escribo
a vuelapluma sobre el papel viejo y arrugado mientras la tinta, sangre de mi
sangre, desgarra el destino frustrado sobre los renglones torcidos de este
mundo, sobre el destino que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros y que
solamente podemos cambiar por voluntad propia.
Cargas
la pistola, notas el chasquido del muelle y como se tensa el resorte, como se
carga la metralla, como el olor a pólvora llena el ambiente mientras nuestros
ojos se clavan en el eterno infinito, en el negro más absoluto de las pupilas y
en lo más profundo de la garganta.
Vuela
la pluma, se carga la tinta del tintero, y entonces comienzas a tomar vida,
comienzas a latir con la fuerza de los mares y el ímpetu de los vientos, con la
vida propia que solamente Dios puede darte.
Y
cuando acabo, me doy cuenta de que sobre ese papel lo único que he hecho, ha
sido escribir tu nombre.