Pasado y Futuro
A
veces y como siempre, la vida te juega
pasadas verdaderamente extrañas. Demasiado extrañas. Tienes por un lado la
necesidad de pasar página, de cortar esos cabos que no te dejan mirar al
futuro, pero cuando lo haces, cuando bajas el machete y lo hiendes sobre la
cuerda, te das cuenta que se trata de una cadena.
Usas un hacha, una cuña de hierro fundido, soplete
con gas metano, trinitrotolueno, motosierra, láser, hasta diamante, pero la muy
desgraciada sigue sin cortarse, se amarra a tu vida como una lapa o una
sanguijuela que tiene como única función que alimentarse de tus recuerdos, de
tu vida, para hacer un poco más importante la insignificancia de la suya.
Entonces desistes. Siempre fue más útil la materia gris que la fuerza
bruta. Recorres la longitud de la cadena hasta su nacimiento, y te das cuenta
de que precisamente ahí, es el lugar más vulnerable. Retiras el pasador,
escuchas como el metal resbala por la cubierta de madera, y como tras el chapoteo
del agua, el barco cobra velocidad de nuevo.
No hay que preocuparse por esas personas que forman tu pasado, hay alguna
razón por la que no llegaron a tu futuro. Que sabia es la Madre Naturaleza.