¡Vamos allá!
Sé que
cuando vuelva de este viaje no habrá una marcha atrás para poder cambiar las
cosas. No sé si ganaré algo, no sé si se cambiará mi vida, no sé que puede ser
lo que me depare el futuro, y no tengo ganas de hacer este viaje, quizá por
miedo, quizá porque soy la persona más bipolar que pueda haber en el universo.
Tengo
un nudo en el estómago. Tengo un maletín lleno de proyectos, de estrategias, de
datos, gráficos, de sueños cimentados con realidades absolutas e indiscutibles,
tengo todo más que masticado y más que
conocido. Pero… ¿Para qué me meteré yo en estos berenjenales?
Dicen
que los gallegos somos tan fuertes porque siempre estamos alegres, y nuestra
alegría proviene de la tierra, de los mares que baten contra nuestras costas,
de la lluvia que nos baña día sí y día también. “Se chove, que chova” como dice el dicho, y esta vez, caminaré bajo
la lluvia. No hay miedo.
Maletas
listas, próxima estación: Madrid