Yo, yo, y yo

Soy prepotente, muchas veces grito para demostrar que tengo razón a pesar de saber que no la tengo y, cuando me enfado, dejo que el instinto guíe mis palabras y las formas obligan a que la verdad quede relegada a segundo plano. Hace años para ridiculizarme utilizaban el nombre de “Boris” para meterse conmigo, hoy en cambio, mi pseudónimo como escritor es Ser Boris Karloff. A veces soy egocéntrico, rayando el narcisismo, pero me encanta ser como soy, y eso es algo que nadie podrá cambiar nunca.

A veces peco de exceso de humildad, otras en cambio, camino sobre ella. Tengo un timbre de voz tan alto que puedo cantar “La Reina de la Noche” de la Flauta mágica de Mozart sin haber ido nunca a clases de canto, y si a eso le sumas el acentazo gallego que tengo, ya es un cóctel que por lo menos es digno de algún monologo de humor. Tengo una nariz extraña que he tardado tiempo en aceptar, y lo más importante, tengo más cara que espalda, no vamos a negar la evidencia. 

Si, no soy perfecto, pero a diferencia de otras personas se cuales son mis defectos, y creo que he aprendido a dominarlos. Me gusta como soy. Me he aceptado desde hace algunos años, y lo más importante, mi familia y mis amigos me aceptan con mis defectos y mis virtudes, que pueden ser muchas o pocas, eso no me toca a mí juzgarlo.

Lamento decir que si a alguien no le gusta mi forma de ser es su problema, no el mío. Creo que cuando le han dado a alguien todo por hecho, no tiene derecho a juzgar la forma de ser de otras personas.

Como ha dicho un sabio, “Convierte tus debilidades en fortalezas”



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