Regalo de Reyes
Cansado,
deprimido, con ganas de llorar pero sin conseguirlo, pensando en todo el
esfuerzo invertido para que una triste frase como puede ser: “han dejado de
estar en vigor desde 2001” te joda más de 2 meses al pie del cañón ideando algo
que es casi imposible.
Cuando
las 27 personas más poderosas de Europa toman una decisión, lo hacen a
sabiendas de que absolutamente nada ni nadie van a poder cambiar las cosas. Lo
saben, lo sé, y creo que todos lo sabemos. Es completamente inútil enfrentarse
a esa lógica aplastante. Te ganan en estudios, talento, inteligencia, picardía,
y tienen de su lado la coletilla de “Quien hace la ley, hace la trampa”… O carallo vai ser atopar a trampa…
Cuando
empecé este proyecto, como otros tantos que he dirigido, sabía que sería el más
complicado con diferencia, y aún así, lo acepté. Sabía que sería completamente
imposible crear algo para hacerle frente a esa panda de adinerados que tienen
el culo más pegado a la silla que la dictadura castrista.
Pero
como me dijo una gran persona hace escasos minutos por what’s app, “Siempre hay
regalos no materiales”. He
estado tan sumamente obcecado en este proyecto que no me he dado cuenta del día
que es hoy, por que hoy no es un simple día de Reyes, ni un simple día en el
que se dan regalos, al menos para mí.
Hace
un año me demostré a mí mismo y a todo el mundo que si se quiere hacer algo
puede hacerse, hace un año se cumplió todo un sueño que me ha llenado el
corazón de una sensación que nadie puede comprender. Hoy hace un año que
publiqué el Sello de Mármol. Ese libro que escribí con 17-18 años.
Mi
última esperanza se guarda en un informe de 70 páginas que tendría que leerme.
70 páginas en las que debería ser capaz de encontrar algún resquicio entre el
significado de las palabras, y es haciendo honor al título que recibí hace un
año, que voy a encontrarlo cueste lo que me cueste. Así me pase la noche en
vela, pero no pienso cesar de esta lucha estando tan cerca de conseguirlo.
Puede
que tenga que rascarme el lado izquierdo de la cabeza con la mano derecha
pasándola por la nuca y dándole la vuelta a las cosas, pero voy hacerlo. A
cojones que este proyecto se acaba, y cuando se acabe… Cuando se acabe, ya
tendremos otra batalla que librar.
Los
sueños son el camino hacia las metas, y que no se diga que los escritores de
literatura fantástica no somos capaces de soñar. A por ello.