Corazón y Camino

Hay promesas que uno se hace a sí mismo, y que no dependen ni de terceras personas, ni de regalos, ni tan siquiera de futuros inciertos, el cumplirlas o no.

Lo fácil nunca ha sido lo bueno, y para qué negarlo, lo difícil tiene un morbo un tanto peculiar. ¿A dónde quieres llegar? Allí a donde me lleve el viento y mis ideales, allí a donde ponga dirección mi corazón y mi alma, allí donde mi conciencia se encuentre tranquila por no fallar a los ideales que juró defender.

Correré, volaré, y cabalgaré con el viento sabiendo que soy libre por seguir aquello que anhela mi persona y mi corazón, que es la absoluta libertad de no tener que agachar la cabeza ante nadie, de saber que todo cuanto defiendo lo hago porque me lo dicta mi propio corazón, y que nadie, absolutamente nadie, será quien de decirme qué tengo o no tengo que hacer.

Es posible que nunca llegue lejos, pero llegaré a ese lugar donde mi conciencia me permita dormir por las noches al defender lo que realmente creo. Llegaré a ese lugar al que quiero llegar, que es el lugar en el que esté satisfecho conmigo mismo.


Cada uno escoge su camino a seguir, y este, es el mío. 


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