Cuestión de Alturas
Me
hago una pregunta, y es si un ladrón de guante blanco se relaja antes o después
de cometer su acto delictivo. Hay quien roba por placer, otros por necesidad, y
otros, simplemente, por el hecho de sentirse alguien importante. Suelen hacerlo
de noche, bajo la atenta mirada de las estrellas y de la luna, bajo el vals que
gimen los vientos y la niebla que oculta sus pasos.
Con el
paso de los años los ladrones tienden a acomodarse en una casa del Algarve portugués,
disfrutar de la buena fortuna acumulada tras años de saqueo como un ciudadano
más, y disfrutar de los centenares de atardeceres que le queden hasta que la
parca vaya a visitarlo.
Pero
siempre se tiene que tener presente que la piel se arruga, que el pelo se
vuelve blanco, y que sin que nos demos cuenta, los días se acaban convirtiendo
en años. No obstante lo importante no debe cambiar; la fuerza y la convicción
no tienen edad. Después de cada llegada hay una partida, detrás de cada logro,
hay un nuevo desafío.
Como
dijo Santa Teresa de Calcula: “Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero
jamás te detengas!”
Soy
demasiado joven para dejar de robar sueños a mis pesadillas y alegrías a las
tristezas, esta noche voy a robar la
esencia del espíritu que me ha hecho llegar hasta aquí. Esta noche, robaré la
estrella más alta del cielo.