Morir Matando
Uno de los mayores legados y enseñanzas que me pudo dejar el viejo ha sido el de pelear siempre hasta el final; hasta que las piernas no puedan con el cuerpo y tengas que usar las manos, hasta que las manos no resistan y tengas que dar cabezazos, y cuando la cabeza desista y estés jodido, emplear como arma los latidos del corazón. Nada, absolutamente nada, le otorga a nadie poder sobre la libertad de elección de la gente. Ni el ser puesto a dedo, ni el amarrarse a una silla valiéndose de la prepotencia, ni mucho menos las amenazas, coacciones, o imposiciones. Todos y cada uno de nosotros nacemos libres desde el primer día en que nuestras madres nos parieron, y no pasará un día en el que no sea nuestra responsabilidad el permanecer libres y unidos bajo una misma estela; la de no renunciar a nuestra propia libertad. Cuando luchas y lo das todo porque no tienes absolutamente nada que perder, las cosas cambian. No luchas por el mero hecho de plantar cara a nada ni a nadie, luc