Be water my friend
Cuando
desciendes de una familia de marineros y sientes tal debilidad por el mar, es
obvio que algo se te tiene que acabar pegando. El agua se moldea en cuerpo y
forma en función del recipiente que la contenga, de hecho sería bueno recordar una
de las grandes frases de Bruce Lee como es “Be water my friend”.
El
agua puede fluir o puede chocar, puede cambiar de estado y meterse hasta por
los huecos que dejan los átomos que forman la capa de nuestra piel, puede
enfurecerse y tragarse barcos enteros, o puede caer del cielo mientras te besas
con esa persona que está dispuesta a darlo todo por ti.
Durante
mucho tiempo me he cuestionado de que te sirve defender los ideales, de que te
sirve hacer todo lo que haces si no tienes la oportunidad de demostrar que esos
ideales que defiendes sirven de algo, y hoy, precisamente hoy, creo que he
seguido el camino que dictan mis valores.
Quizás
sean cosas que nunca se sepan, quizás sean cosas que solo unos pocos puedan
vivir, pero hoy he sido capaz de demostrar que si el barco se hunde y los
marineros se ahogan, el capitán se dirige con ellos a lo más profundo del
océano.