Desde la Barrera
Has toreado como nadie lo
había hecho nunca. Has demostrado con creces no ser mejor, si no ser suprema.
Has luchado más que aquellos que se creen con mayor capacidad moral, con más
sueldo, y con más medios de los que tu podrías soñar, pero seguiste defendiendo
lo que es justo para la gente, para aquellos que juraste representar, defender,
y proteger. Cumpliste con creces con tu palabra.
Creo que no tengo palabras
para poder agradecerte tantas horas, tantos plenos, tantos tercios de Estrella,
tantos debates sobre impuestos, contabilidad, ideas y proyectos, tantas horas y
tantos IBI’s de los galpones…
Espero que si tengo la
oportunidad de ocupar el asiento que dejas tener una décima parte de la pasión,
empeño, y quizás esa pizca de locura que te hacía ser única. Sé que siempre
contaré con tu apoyo, que siempre estarás ahí, y que a pesar de no tener ni la
misma ideología ni la misma visión de algunas cosas, siempre es de agradecer el
contrapunto que mantenga fijo el norte, y eso sabes hacerlo como nadie.
“Hermanita”, como te dije esta
mañana eres libre y te tocará ver los toros desde la barrera. Yo ya tengo
puesto el traje de luces, y espero dejar el pabellón bien alto. Te tomo el relevo.
Mucha suerte en tu nueva etapa, pero algo en mi interior me
dice que no la necesitarás. Llamémosle a ese algo Diosa Interior J
P.D: Sobre los antepechos tranquila, que todo lo que sube desde el antepecho de las ventanas hasta las estrellas acabará bajando. Tú serás el karma, pero permíteme que apostille diciendo que yo, por lo menos, intentaré ser la bola de demolición. Tic-tac, tic-tac… y el troloró cada vez más cerca.