Sátira Locura
Como cabras. Mejor dicho, como
regaderas agujereadas con más pérdidas que las que tiene que tapar Indasec. Paranoias
persecutorias dignas de película de los 80, amago de policías o mejor, fotocopia
de agente de la Benemérita con equipo de escucha y medios caseros.
Con la demencia de una
completa enajenación que nada tiene que ver con terrenos y bienes inmuebles, si
no como respuesta natural a un trastorno ocasionado por una insana ambición de
poder regada con un buen vaso de whisky, o ron, o quizás anís. Qué coño, un
combinado. Total si me para la policía saco pecho y multas fuera.
Un mix de alcohol que se
mezcle con las frustraciones y la vesania de ese veneno de serpiente atormentada
por no tener otra meta en la vida que formar la tropa Goofy, una TIA que ni el
mismo Francisco Ibáñez se habría imaginado. La firme transmutación de la frase “casa
de putas” llevada al máximo exponente.
Y porqué escribo esto se preguntarán
ustedes… Porque allá donde fueres haz lo que vieres, y aquí no es que alguien
haya perdido el norte, es que se ha dejado la brújula dentro del microondas.
Si es que a veces la locura no
es otra cosa que una realidad que entristece.