El Último Tren
La vida no le regala nada a
nadie, y que la suerte es algo que favorece a los audaces… Es una de esas tantas
lecciones que nos enseñan nuestros abuelos para hacernos llegar un pelín más
alto.
Recuerdo muchas cosas de mis
abuelos; pero quizás la que más arraigada que tenga es la pasión por la mar,
por los motores, por los pistones, cigüeñales, bujías e inyectores, por el océano
en su inmensidad, y hoy es el día en el que se fijó el rumbo. Que ocurra una
vez es casualidad, dos es posible, y tres es obra divina.
Ahora que me dispongo a librar
una batalla que hace años ni pasaba por mi cabeza, ahora que llega el momento
de empezar una guerra en la que la piedad no es algo que abunde, es el momento
de recordar todas las enseñanzas que otros depositaron en mi camino.
Dicen que se pueden perder
batallas pero no perder la guerra… Bueno, supongo que llegó ese momento. Capítulo
Primero y Último: La Guerra