Post Scriptum
La luz
del aire que envuelve el humo de la noche, el silencio roto a carcajadas sin
reproches, el suave y cálido aliento del otoño. El respirar de las noches
sin luna, la fidelidad de la muerte a la sepultura, la certeza del sueño
eterno. La falta de fuerzas que aborrezco por la lectura anticipada que oculta
la verdadera llamada del destino.
Palabras sin sentido; solo el eterno alivio de que ha pasado una semana más, y que cuanto más cerca estoy del juicio final, más miedo tengo y más miedos logro enfrentar.
Caigo
de nuevo en ti, folio en blanco. En noches eternas alejadas del espanto que
produce la soledad. En sigilos perpetuos ocultos entre los pilares de la
verdad, entre la seriedad de un abrazo cargado de la sincera y pura devoción.