Lo recordé
Y hoy sin darme cuenta me
acordé de ti. Me acordé de lo vivido y de lo que nos quedó sin vivir, de lo que
se le restó a tu tiempo para sumarle metas al mío. Recordé eso de que debes
vivir porque la vida son dos días, que el mundo no es de los justos ni de los valientes, si no de los últimos que se quedan y apagan la luz, de los que mueren matando.
Recordé las enseñanzas en
silencio, el arroz con carne picada y las charlas interminables sobre lo bonito
que tenía que ser el sitio en el que naciste, al que algo me dice que iré algún
día, y el olor de tu perfume de lavandas.
Hoy sin querer recordé cuanto
te sigo echando de menos, pero sobre todo, recordé que uno nunca tiene que
dejar de sonreír aunque el cielo se oscurezca, y que no hay derrota más
humillante que el no haber peleado nunca.
Ahora que se acerca el
momento, donde quiera que estés ilumíname la cabeza. Del resto no sé cómo, pero
ya me encargo yo.