Del Cielo y la Niebla
Hoy me preguntaron cuáles eran
mis sueños, y la verdad no supe que responder.
Supongo que me conformé toda
la vida con sentirme como Efrén Grismere cuando elevó sobre su cabeza la lanza
de Naclua, o tal vez con apreciar ese instante en el que a Catherine Lauren se
le erizó al piel cuando dominó cadenas, fuego, y agua en los sótanos de la
Catedral Zafiro.
Quizás siempre soñé a lo
grande cosas que son simples para cualquiera de los mortales. Conseguir mis
objetivos profesionales y personales, disfrutar de la tierra que piso, hacer
familia… Creo que con eso sería algo más que suficiente.
Hacen falta dos milagros como
la copa de un pino para tener uno de esos simples sueños al alcance de la mano,
y por partida doble. Dejar de aguantar la respiración cada dos por tres con un
futuro incierto y cargado de dudas…
… pero como me dijo un sabio,
el Sol siempre le vence la niebla.
A ese sabio, esté donde esté,
le encomiendo el mayor y más importante de mis sueños. Él ya sabe cuál es.