Punto de Partido
Déjame relatarte como es el
sonido de una gota de lluvia que rebota en medio del océano. Déjame susurrarte
al oído las cosas que he hecho y de las que no me arrepiento. Déjame, que te
presto mis zapatos para que puedas caminar con ellos y saber de lo que hablo,
de lo complicado que esto.
Aquí nada queda al descuido,
porque el que se descuida, acaba perdiendo la partida. Puedes parecer a veces
lastimado, dolido, pero siempre hay un porqué de fondo. Nada está libre y al azar. Quien actúa a la
buena de Dios queda a su misericordia.
Recuerdo una frase que decía
una de esas personas importantes que lo han ganado todo, y es que cuando
quieres dejarlo y los demás también quieren que lo dejes, es eso mismo lo que
te obliga a seguir adelante… y esto está poniéndose tan interesante como para
bajar el pedal del acelerador.