Razón y Pasión
La vida nunca nos viene como
nosotros queremos, y lo que hoy puede ser blanco mañana puede voltearse en
negro, gris, o azul marino. Es por ello que siempre que hagamos algo debemos de
hacerlo con la entera convicción de que es lo que deseamos hacer, de que
estamos haciendo lo correcto.
Hay decisiones que son
verdaderamente jodidas.
Decisiones por las que
escribes una parrafada impresionante y te tiras 15 minutos sopesando si le das
al “enviar” o decides esperar un poco más por eso del malo será, del igual
existe una forma.
Lo piensas fríamente, con la
cabeza, porque tu corazón en esa ocasión no puede juzgar. Si dependiera de tu
corazón hace tiempo que habrías dejado tantas cosas… Porque las decisiones
racionales es lo que tienen, que cuando se pone todo en una balanza siempre hay
algo que pesa más, y lo único que sacas en consecuencia es que el camino
comenzado no tiene vuelta atrás.
¿Son las decisiones difíciles
siempre las decisiones acertadas? La verdad no lo sé, solo espero que
haya valido la pena, y que el tiempo me diga que acerté de pleno. Por lo menos
al escoger la decisión difícil me queda el consuelo de que era lo único que se
podía hacer. Porque eso son las decisiones difíciles, hacer lo que debes y no lo que quieres, seguir la razón por encima de la pasión.