Con Calma
Como un golpe seco en la nuca, como el dardo
con veneno de la ranita de luz que lanza un chamán eslizón oculto entre los matorrales
de la selva, como el suave sigilo de una daga desenfundada a la medianoche.
En silencio, con premeditación, alevosía y
nocturnidad, con plena conciencia de ello y declarándose culpable de hacer lo
que la conciencia y el criterio propio le dicen que tiene que hacer. Con la
desnudez que desprende la seda importada y con la sutileza del perfume bien
hecho.
Como un buen lingotazo de licor casero de
moras, que te deja un sabor dulce en el paladar y un suave calor en el estómago,
como el aire de la mañana que entra por la ventana mientras suena de fondo “Winds
of change” de los Scorpions.