See you later, Maricarmen
Es un nudo en la garganta que cuesta bajar, un lazo en la boca del estómago, un mal presentimiento, una lágrima a punto de caer pero que por fuerza se sostiene sobre las pestañas sin llegar a caerse, porque fueron demasiadas las que se suicidaron en busca del alivio del duro suelo. Pero la última aguantó. Supongo que así debe ser. Nadie nace aprendido, y yo he decidido ser un condenado a aprender. Por ello entiendo que hay capítulos que deben tener un final; un punto redondo que permita pasar página, dejar el pasado en el pasado, y seguir las enseñanzas de Rafiki en las que decía que del pasado se puede aprender. Los algunos finales felices son en las novelas y películas de Disney, y realmente la vida es algo más complicada. Cuantas palabras quedaron en el aire y hechos sin probar. Pero siempre he sido el caballero errante a servicio de causas perdidas, y ahora que la misión ha terminado, da igual el final, es el momento de proseguir el camino. Y de sólo echar la vista atr