Lo juro
Todo comenzó cuando tenía quince años y con este
libro. El que leí por primera vez sin conocer tan si quiera lo que significaba
una disposición transitoria, pero que he guardado y que me ha acompañado como
un amuleto desde entonces por lo que pudiera ocurrir. Y vaya si no han cambiado
las cosas en poco más de diez años.
El honor. Creo que es la palabra más importante que
pueda tener en el vocabulario, tan a la altura de los verbos prometer o jurar;
verbos propios de la fe que profeso, la norma máxima que acato, y los símbolos,
ideales y tradiciones que mi conciencia me hace defender.
Uno jamás debe renunciar a la defensa de sus creencias, de sus ideales o de todo aquello en lo que se inspire. No quedes callado cuando
creas que algo no es correcto, y recuerda que gracias al sacrificio de muchos,
a día de hoy puedes ejercer el más importante de los derechos: la defensa de la
libertad.
Resulta curioso que tenga que jurar el cargo como
concejal a 48 horas del referendum ilegal en Cataluña, y es quizás que por
ello, por los valores que me inculcaron desde pequeño, por las tradiciones que
venero y respeto, por la tierra que me ha visto crecer y sonreír, que juro
defender la Carta Magna y todas las libertades y derechos que guarda, recoge y
protege.
No solo como representante político en mi pueblo, o
por el sentimiento que guardo hacia Galicia y su Estatuto de Autonomía o por la
rojigualda y el Estado de Derecho, si no por el esfuerzo emprendido hace
40 años por un puñado de hombres y mujeres que con su trabajo y esfuerzo,
imprimieron oxígeno a nuestra alma a base de democracia y de libertad. Por darnos una norma que absolutamente nadie puede saltarse. Por darnos el Estado de Derecho.