La caída desde la Isla del Cielo
Pregunté si era mejor tirarse al vacío o frenar antes de pisar a fondo. Pregunté a los que más me conocen, a los que me acompañan en los momentos más jodidos, con los que discuto de política, y con los que me insuflo a cañas, cubatas y ron. A paseos mientras se pone el sol. Hice la pregunta creyendo no conocer la respuesta. Pregunté sabiendo que sin saber ya la tendría, que soy una antítesis en mí mismo y que a veces la almohada acaba siendo la mejor y la más definitiva de las respuestas, y que en esta ocasión prefiero ser más un cubito de hielo que un vaso de agua. Y me respondí. Me respondí cuando susurraba para mí mismo que el plan T ha sido el que me ha llevado hasta aquí, y la sensación de tirarte sin paracaídas sobre una fosa rodeada de farallones, es la mayor fuente de adrenalina que pueda tener ahora mismo. “Que fluya” decía una amiga, y lo he dejado fluir tanto que me ha arrastrado la corriente río abajo. Me ha arrastrado para llevarme al borde de un salto de