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De
nuevo abrir esa carpeta.
Es sentir
el tacto frío del plástico de la carpeta y recordad las horas y horas de
trabajo detrás de ello, las horas destinadas y robadas a absolutamente todo en
lo que no podía ser otra cosa que una locura. Que una auténtica locura. Que no
podía ser real. Que era todo la imaginación de un chaval con demasiados
ideales, hormonas e impulsos.
He
tardado años. Auténticos años en lograr reunir todas y cada una de las piezas
de este malnacido puzle, de esta caja de Pandora que arrasará los cimientos
levantados a base de mentiras, odio y de un despotismo absoluto. Detrás de cada alfil, torre y peón para completar el tablero.
Y
siendo consciente de ello, consciente de que ya no hay lugar a errores porque
lo tienes absolutamente todo en tu poder, que esta tiene que ser la estocada definitiva
que acabe con Némesis.
Una
flecha, un arco, y un objetivo. No se puede fallar.
Sentado
sobre la mesa, con esta carpeta al lado ahora por fin completa, es el momento
de implorar a Dios y a todos los santos del cielo, a todos los ángeles y
arcángeles, que por favor, iluminen esta majestuosa cruzada.
Suena
Carmina Burana, y aguardo que el próximo año, pueda poner a todo volumen el Wrecking
Ball.
Que dé
comienzo la carga. ¡Qué comience la Bona Dea!