Riesgo
Nunca
he tenido el valor necesario para entregar esta carta, porque tampoco soy
consciente de a quién se la escribo.
No
tengo conocimiento alguno sobre en qué parte del camino me encuentro, y tampoco
creo necesitarlo. Es solo que si miro hacia atrás e intento ver hacia adelante
me faltan escalones a los que poner el pie encima para dar el siguiente paso.
Pero
esto funciona así. Que en los momentos en los que quieres subir tienes que
poner el pie sobre escalones de aire, y que en ocasiones lo único que tienes
claro es lo que tú quieres y deseas, no los daños colaterales que puedan
existir.
Y es
por ello que piensa en ti. En nadie más que en ti. En alcanzar tus metas y tus
sueños, porque si finalmente vale la pena, cuando los alcances, aquello que más
deseas te esperará en la línea de meta. Recuérdalo siempre. Allí estará.
Y si
no está, solo recuerda que vivir implica arriesgar... Y que has tomado la
decisión de arriesgarlo todo. De correr el riesgo y de no mirar hacia atrás.