Hwang-ho
Sentirás en algún momento de
tu vida la necesidad de saltar y de olvidar el punto de partida, de enfrentarte
a los elementos y de olvidar las causas perdidas, porque al fin y al cabo, tú
has acabado siendo una de ellas.
Sé feliz. Hasta el punto en el
que cuando vayan a preguntarte hacia dónde vas, respondas que lo verás
cuando llegues, porque si algo hemos aprendido de Gandalf es que un mago nunca llega pronto o tarde, si no en el momento
en el que se lo propone.
Que existen cientos de magias
y de ilusiones, de trucos y de ciencia. De tardes en la bañera con la espuma
enfrentada al principio de Arquímedes y el vino en la copa ejecutando vectores
de presión, que la piel tostada bajo el sol no siempre es sinónimo de estar tirado
a la bartola, y que tarde o temprano, la primavera siempre llega.
Que el querer, como leí en
algún lado, es poner en la mano de alguien el poder de destruirte sabiendo que no
lo usará nunca, y que los que revisten su corazón con granito, acaban por
convertirse en enormes estatuas de piedra.
Que si en polvo somos y en
polvo nos convertiremos, quizás se deba a esa persona, si es que existe, que
pulverice la piedra hasta hacerla arena de playa, y transforme los atardeceres en el mar en un lingotazo de sol.
Que apague la luz de la oscuridad, por el simple placer de compartir las
tinieblas.