Naranja y chocolate
Como si fuera una de estas bromas macabras que te gasta el
destino, volví a sonreír precisamente en el día de hoy, mientras orvallaba en
la ciudad de la piedra mojada y me dejaba perder por las calles pasando frío
sin sentirlo.
Resucitó de su eco una canción que me sé de memoria, pero que
no tenía ni idea de la banda sonora que sería finalmente. De llevar a cabo una
de las mayores atrocidades románticas y arriesgarse a hacer zumo de naranja con
dos mitades, cuando pensabas que el naranjo se había secado por completo.
Que las locuras cuando se lleven a cabo sea, como dice 30STM,
en defensa de nuestros sueños. Que ya no es cuestión de saltos al vacío o
corazones de piedra. Que el que renuncia a cambio de nada emprende un camino de
derrotas similar al que renuncia porque se da por vencido.
Y es que cuando desconoces el futuro, y no puedes cambiar el
pasado, lo único que te queda es vivir y sentir la certeza del presente.