Onda luminiscente
Nunca dejas de admirar las sorpresas que te da
la vida, al igual que nunca llegas a conocerte a ti mismo.
Piensas que te conoces hasta el fondo, que tú
más que nadie sabes lo que harás en cada momento y con cada decisión, pero
cuando llega ese momento en el que tienes que tomar la decisión que crees que
es la correcta, te sorprendes haciendo aquello que has hecho siempre: guiarte
por el corazón.
Las mentes pensantes dirán que se trata de una
locura, que es la mayor de las locuras en las que te has embarcado, aunque
ciertamente ya llevas unas cuantas. Que seguir adelante conlleva dificultades y
contratiempos, pero todo lo que vale la pena los conlleva. Uno siempre debe
ser consecuente con sus actos. Hasta el final. No, hasta el final no. Siempre.
Quizás sea un regalo de cumpleaños inesperado,
o tal vez esa madurez que llega un poco tarde. Quizás es como en una de esas grandes canciones
que se han escrito a lo largo de la historia en la que rezan que “los hombres
sabios dicen que solo los tontos se apresuran...”. Quizás será esa luminiscencia que da luz a la
oscuridad.