Honestidad leal
Si hay
algo que admiro realmente de la gente es el poder de la voluntad humana. El
poder de anteponerse a cualquier muro o piedra por una causa cuando esa causa
es justa y verdadera, cuando se tiene la firme convicción de que eso es lo
correcto. Esa chispa en la mirada que se observa con tan solo verse a los ojos.
Si ese
fin común, si esa causa que enaltece hasta el más pequeño de los corazones es
verdadera, ni nada ni nadie podrá parar a quienes crean en ella.
La
honestidad es quizás, junto con la lealtad, los dos valores que más pueden
caracterizar a una persona. Y son dos valores que marcan la diferencia. Los que
nos hacen marcar diferencias. Son dos valores que nos permitieron lograr lo
imposible creyendo en nosotros mismos, con la verdad por delante y siendo
fieles a nuestra palabra.
Y es
por ello que seguimos y seguiremos unidos, pues compartimos una causa común. Una causa en la que creemos y que está por encima de los intereses de cada uno. Una causa que no entiende de aparecer solo en
el momento y lugar oportunos, si no una tarea que lleva tras de sí trabajo,
templanza y serenidad. Confianza y esfuerzo. Sacrificio.
Creímos
en esta causa, y vamos a seguir haciéndolo, demostrando al mundo de lo que somos
capaces. Sé que lo haremos, porque ninguna causa está perdida siempre y cuando
haya alguien dispuesto a dar batalla por ella. Y nosotros la daremos.
Como
rezaba el título de una buena película: No habrá paz para los malvados. Y juro
ante Dios, por todo lo que amo y respeto en esta vida, que así será.