Un Fa sostenido
Existen
carreras que son más de fondo que de explosión. Donde la mentalidad es la parte
más importante de la partida en la que si no tienes bien entrenada la cabeza,
los golpes acaban por dejarte en la esquina del cuadrilátero. Porque en esto un
flaco puede darle una tunda a un armario de dos metros y curtido en decenas de
gimnasios con una sola frase.
Esto
es como los Fa sostenidos en la ópera, como las cuerdas vocales vibrando hasta
el extremo en el que fraccionan el cristal. Hasta ese instante en el que la
resonancia con los latidos del corazón te eriza la piel y te hace asumir los
retos más increíbles que puedas imaginar.
Porque
pensar en uno mismo no es egoísta, porque el orgullo en determinados momentos es
lo único que tienes para seguir en pie, y porque en ocasiones, la humildad no
termina de ser la excusa de los inseguros.
Porque
cuando es cuestión de ser uno mismo y de luchar por tus sueños, la nota más
alta es aquella que logramos anteponiéndonos a las adversidades
y a nosotros mismos. Porque cuanto te pregunten si todo lo que haces vale la
pena, respondas con la certeza de que en el pecho late esa respuesta cuyo eco
es: Sí, de verdad que merece la pena.