Fiore
Como el despertar de una
pesadilla. Como el volver a navegar en el pasado después de años sin hacerlo.
Como el abrir el libro dorado del Daybreak mostrando su verdadera historia para
quien supo leerla. Como ese instante en el que las letras flotaron en la
habitación para reescribir una historia que finalizaba con un “Continuará”.
Recordé esa sensación que
existe en las yemas de los dedos cuando se acaricia una tecla y la piel, recordé
esas historias de príncipes y de caballeros que solo quieren un final feliz, y
por supuesto recordé esa esquina en la que se escribió el final de una historia
de magia, mármol y fuego.
Pensé, soñé y sentí que hacia
lo correcto. Que estaba haciendo lo que quería hacer porque era lo que me pedía
el corazón, y hoy puedo decir que por fin he vuelto a sentir lo mismo. Que he
recordado quien soy.
Que he vuelto a imaginar los
faroles colgados de los árboles en una noche de verano, mientras las estrellas
alumbran el firmamento. Que he encontrado un punto de partida y regreso. Que he
vuelto a ser yo.