Pentatónica
Por un
momento todo se para. El tiempo pasa cada vez más pausado, líquido, tangible al
tacto e incluso a la vista. Sentido especialmente por el corazón. Durante un
instante todo queda tranquilo, sereno. Calmado.
Durante
ese instante encuentras la paz que tanto tiempo estuviste añorando tras
alcanzar una de esas metas que tenías delante, y decides embarcarte en otra
más. Casi sin tomar una bocanada de aire. En una nueva aventura que no deja de
ser un escalón más por la batalla que tienes contigo mismo. Por lo que está por
llegar.
Porque
es como ese solo de guitarra eléctrica que marca la nota más alta de la escala
pentatónica, como el arco que hace gemir las cuerdas del violín. Como la
brújula que gira alocada buscando el norte y de pronto se para indicando un
nuevo amanecer. Como las cuerdas vocales que vibran al pronunciar un nombre.
Porque
lo difícil siempre ha merecido la pena, y los robles más fuertes siempre han sido aquellos que han crecido con el viento en contra.