Nubes soñadoras
Somos uno de esos inadaptados. De los
que en el colegio prefería escuchar música a jugar al fútbol, a dibujar mapas
de mundos que no existían a ser el macarra de turno, a escribir sobre lo
imposible antes que pensar en joderle la vida a los demás.
Somos los hijos de esa estirpe de damas
y caballeros que más duros se hicieron, los que sufrieron en silencio y se hicieron
fuertes por convicción, porque los sueños pesaban más que cualquier otra cosa,
incluso que nuestros puños cerrados que después encarnamos como victoria al
romper los cielos.
Somos aquellos que soñamos a lo grande y
sin miedo. Fuimos y seremos los que aprendimos que el silencio no era síntoma
de debilidad, si no la mayor fortaleza que hoy atesoramos y que nos ha llevado
a ser como somos.
Somos los que cuando tuvimos la
oportunidad, luchamos por refulgir con luz propia, no apagando la de los demás.
Los que nos acostamos a las tantas sin ver la televisión porque sabemos que sin
sacrificio, desvelos y dolor, no hay nada. Los que siempre soñamos con algo
mejor.
Somos aquellos que llevaban gafas,
correctores y narices grandes, quienes jamás nos rendimos ni nos rendiremos.
Somos los dueños del mundo, por el hecho
de nunca haber dejado de soñar. La nube que quiso y logró ser una estrella, para no dejar de brillar.