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Mostrando entradas de enero, 2021

Y uno más

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Ha tenido que venir una pandemia a nivel mundial para poder terminarlo. Casi nada. Menos mal que no soy un escritor profesional y esto es solo un hobby. Aunque... Quizás más que una pandemia, la clave haya sido el conocer a alguien que me diera las fuerzas necesarias para cerrar la etapa en la que comencé a escribir este libro. El pasado jueves tuve una de esas llamadas que durante 24 horas lo pararon todo. Una llamada con otro contrato para el libro que en cuestión de días se publicará. Un contrato que ponía como condición indispensable la renuncia a los derechos durante un cierto periodo de tiempo. Siempre he tenido claro que moriría siendo un idealista consumado, uno de esos que da hasta el último aliento por las causas en las que cree, que pone pasión en lo que hace, y que cree que el sustituir esa pasión por unos euros sería el punto y final de quien realmente es. Hay cosas que no están en venta, y los mercenarios sólo son buenos fichajes en los videojuegos. He terminado por fin l

I'm a survivor

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Llega un momento en el que te encuentras asumiendo problemas ajenos, en los que te rodeas de personas tóxicas que te anclan a vivir del pasado. En los que piensas que no serás capaz de irte a tiempo de esos lugares en los que no debes estar. Te encuentras con que reprimes tus emociones y renuncias a tus sueños. Te encuentras lleno de miedos a no arriesgarte y dejarlo todo en manos del azar, y te aterra el soltar lo que ya no existe. Te aferras en guardar rencor en lo más profundo del alma sin lograr mirar hacia adelante, y el corazón amenaza con dejar de latir. Pero un día llegó ese momento en el que cortaste el cabo. Llegó ese instante en el que te comienzan a llamar egoísta por pensar en ti mismo, cuando realmente nadie antes ha pensado en ti. En ese momento en el que decides ser un superviviente, en el que decides coger a la vida por los cuernos que amenazaban con embestirte, y te planteas todas las metas que tiempo atrás dejaste en el tintero. Aprendes a rodearte de la gent

Querer es poder

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Durante años les rezas a todos los Dioses, a los nuevos y a los viejos, para que llegue el día en el que puedas enfrentarte de verdad a esas batallas que siempre has deseado. Y los años han pasado, y el momento, finalmente, ha llegado. Durante años has preparado la armadura. Has estudiado como crear el mejor de los aceros y de las aleaciones, la técnica de forja, las temperaturas del metal, el enfriamiento con el agua… Largas noches en vela para que la fragua nunca se apagara. Y cuando terminas. Cuando tienes todo listo y dispuesto para ir a la guerra, hay una corazonada que te pide que te lleves lo puesto. Que cojas la espada y dejes atrás la armadura y el escudo, porque es demasiado peso para este viaje. Porque esta misión requiere más de inteligencia que de fuerza brutal, y nunca verás un ratón con alforjas. Porque si realmente deseas algo, debes desearlo y luchar tanto por ello, que al universo no le quede otra que cumplir contigo y decirte: Ahí lo tienes, coño. Ahora déjame

Akiramenai

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Y sonó de nuevo esa canción que estaba oculta en un antiguo USB. Sonó esa canción que te hace recordar quién fuiste y en quién te has convertido. El que tenía por delante los mayores objetivos inalcanzables y que los ha ido logrando uno a uno, piedra a piedra, lágrima a lágrima y gota a gota de sudor. Fiel al  Akiramenai japonés, al nunca te rindas. Esa canción te hizo recordar lo duro que fue el querer ser libre. El llevar con orgullo el ser diferente. El teñirte el pelo, ponerte pendientes, tatuajes, amar a quien te diera la gana sin dar cuentas a nadie y no renunciar a sonreír. Porque si al mundo no le gustaba verte feliz, lo que había que hacer era mandar a la mierda al mundo. No recuerdo exactamente cuándo fue el momento en el que realmente me encontré en paz conmigo mismo. Pero si recuerdo que nunca he dejado de estarlo desde entonces. Porque cada cicatriz, cada sacrificio y cada batalla, ha dejado la suficiente marca como para mirar al horizonte sin tener que bajar la mirada