Hazlo por amor
Hay
momentos en los que no apetece escribir. Momentos en los que hay un punto de
presión en el pecho, al lado derecho y sobre el pulmón, que molesta más que una
astilla clavada en los dedos.
Existen
esos instantes en los que todo cambia; en los que hoy estás, pero mañana no. Y
es precisamente por esos golpes que marcan que es más necesario que nunca el
exprimir cada segundo y cada latido por todo aquello que realmente vale pena.
Por
los amigos y la familia, por los amaneceres que te cogen llegando a casa, por
estudiar aquello que siempre quisiste aunque a los demás no les gustara, por
sentirte vivo sin dar explicaciones por nada.
La
vida nunca ha sido justa, y a veces da duros golpes para recordarlo. A veces
demasiado duros, cercanos y con quien menos te lo esperas para recordarte que
aquí estamos de prestado, y que cada segundo cuenta.
Quizás
el mayor de los riesgos que podemos asumir es ser realmente como somos, que
amemos sin miedo y hasta el último aliento. Que sonriamos sin límite. Que no
dejemos de soñar. Que no dejemos de vivir como si supiéramos que mañana se
terminara el mundo.
Así que hazlo; vive por los que se fueron antes de tiempo, y hazlo por amor.
A Samuel. In memoriam