Lux
Si lleváramos una linterna al Medievo, dirían que se trata de magia del Diablo. De que el hilo carbonatado que tantas quebraduras de cabeza le dio a Thomas Alba Edison es pelo del mismísimo Lucifer, y que las baterías son duendes a pedales dentro de una cápsula de aluminio. Porque cuando todo está oscuro y la fe no llega, el ser humano siempre busca ese atisbo de luz que le permita seguir adelante, y es por ello que su ingenio a lo largo de la historia le ha llevado a dar claridad a la penumbra, aunque no fuera a base de leña y fuego. Siempre hemos creído que no se puede vivir en la oscuridad. Que nuestro instinto de supervivencia no puede equivocarse cuando nos dice como debemos actuar. Porque no siempre es esperar a ver la luz al final del túnel como si la esperanza tomara forma, a veces el truco está en llevar siempre una linterna encima. Hay que tener fe, sí. Pero también el valor de confiar en uno mismo.