Una historia de Eos
Es increíble cómo pueden
existir historias que te enganchan y atrapan, que te lleven a mundos que no
existen o que por lo menos, no lo hacen por ahora.
Es como esas historias que nos
contaban de pequeños y que cuando somos adultos, dejan un poso de enseñanza en
el subconsciente. Ese grano de luz que cuando menos te lo esperas explota para
barrer toda la oscuridad que nos apabulla.
Existen historias que no
siempre acaban bien, o que tan si quiera están destinadas a hacerlo, pero que
ese desenlace agridulce es tan grande como la mayor de las epopeyas escritas por el hombre o sentidas por cualquier persona.
Porque existen historias que
transmiten y transportan, que hacen que se te erice la piel y desprendas una
lágrima, que te tocan lo más profundo del corazón para mostrarte que en
ocasiones un adiós, sabiendo lo que es, hace que todo el camino recorrido
valga la pena.
Porque en las historias
siempre existe un final, y en la vida, cada final, es un nuevo comienzo.