Picadura de mosquito
Sufrir vas a sufrir toda tu vida, así que tienes dos opciones: o quedarte en el suelo, o ponerte en pie cada vez que te dejes las rodillas en cada caída, cada vez que las fuerzas te fallen y cada vez que dejes de confiar en ti mismo.
Todos los días de tu vida estarás condenado a no rendirte, a no tirar la toalla y a tener la cabeza y la mente fría, a buscar lo escondido aun cuando no sepas ni de lo que se trata, y sobre todo a buscarte a ti mismo. Porque cuando uno no está en paz con su interior, cuando uno no está en equilibrio con lo que quiere y desea ser, todo se rompe.
Los japoneses cogen los trozos de lo que está roto y lo pegan con oro para que las grietas sean visibles, para que se vea que eso rompió, y se recompuso. Para simbolizar que aunque todo se quiebre en cien mil pedazos, siempre hay una fuerza interior capaz de juntarlo todo de nuevo, de igual forma que una picadura de mosquito hizo volver de la muerte a Beatrix Kiddo.
La fortaleza de no dejar de mirar hacia adelante por lo que de verdad importa, por lo que de verdad te llene y te motive a levantarte cada mañana, abrir la ventana y gritarle a los cuatro vientos que nada va a frenarte.
No te rindas por aquello que realmente creas que vale la pena; por la certeza de hacer lo correcto y por hacer que cada día cuente.