El auténtico viaje
Que
cuando mires al cielo despejado y observes las estrellas, encuentres esa paz
dentro de ti que te permita seguir avanzando. Que cuando las tinieblas
ensombrezcan tus caminos, tengas amigos a tu lado que levanten antorchas para
acompañarte por el tenebroso valle en el que te adentras.
Recuerda
no llevar excesivo equipaje, viaja ligero y sobre todo evita los caminos
transitados. Es en los caminos que nadie recorre donde de verdad se ocultan las
auténticas aventuras, donde las enseñanzas se disfrazan de dolor y sacrificio,
donde uno de verdad se encuentra a sí mismo.
Evita
confiar demasiado en quien no valga la pena, en quien aporte más pesar que
apoyo, en quien solo busque atención y no aporte soluciones. Que no te de miedo
ni vergüenza decir “no” si no puedes ayudar, porque tampoco eres el padre de
todo el mundo.
Naciste
para ser libre, para volar todo lo alto que puedas, y para abrir las alas al
viento cual Juan Salvador Gaviota de Richard Bach. Así que vuela, todo lo que
puedas, y lleva siempre contigo lo fundamental: el cariño y apoyo de quien de
verdad importa.
Todo
vale la pena, absolutamente todo, hasta los tragos más amargos. Porque juntos
lo amargo es menos amargo, y lo dulce mucho más dulce. Lo oscuro se hace claro,
y el sol no dejará de brillar.