Lvl. 30
Como un solo de guitarra que comienza y que no sabes cuándo va a terminar. Así han sido estos primeros treinta años de vida; de treinta vueltas al sol desde el mismo punto en el que una mañana de domingo de carnavales, el primero de marzo, grité al mundo que aquí estaba.
Cuando miras hacia atrás caes en la tentación de querer cambiar algo, y por mi parte no renunciaría a los fallos ni a los líos en los que me metí, ni tampoco a los problemas a los que les planté cara. Jamás renunciaría a esas noches cerrando discotecas y bebiendo amaneceres, de igual forma que no renunciaría a todas las horas de estudio dedicadas a seguir mi camino.
No renunciaría a los entrenos, y por supuesto, jamás renunciaría a la Mar. No renunciaría a la política, ni a los amigos de verdad, ni a mi familia que es la suerte de mi vida, ni tan siquiera cambiaría una coma de los libros que he escrito.
No renunciaría a poder decir libremente lo que pienso, vivo y creo, de la misma forma que no renunciaría a sonreír, aún cuando el cielo tiene nubes de tormenta. Ni tampoco renunciaría a aquellos que me toman como enemigo o adversario.
Si tras pasar la media noche tuviera que quedarme con algo de estos treinta años, me quedaría con todo y no renunciaría a nada. No cambiaría ni una acción, ni un beso, ni tampoco pesadilla alguna. Ni mucho menos, las ganas de luchar. Seguiremos girando alrededor del sol y sonriéndole al mundo, aunque a veces y como decía Sabina, solo sea por joder.
A por uno más (+1)